26 de noviembre de 2013

¿ESTÁ TU VIDA ALINEADA CON TUS VALORES?

¿Alguna vez te ha pasado que a pesar de que sabes que debes hacer algo que traerá un beneficio a tu vida, sientes que tu mente e inclusive hasta tu cuerpo, se resiste a ejecutarlo?
¿Te has sentido culpable por no tener la motivación o la voluntad suficiente para emprender una actividad o para seguirla, aun cuando la has planeado, analizado e incluso te sientes comprometido con ella?
¿Sientes que tu vida ha perdido todo sentido y razón de ser? ¿Te sientes deprimido (a)?
Si te identificas con alguno de estos planteamientos, quizás necesitas revisar si tu vida está alineada con tus valores; o yendo más allá, probablemente no te has hecho consciente de cuáles son los tuyos. En algunos casos, nuestra depresión o apatía hacia la vida puede ser el resultado de no estar viviendo conforme a nuestros valores.
¿Pero qué son los valores? Son aquellas cualidades o características que consideramos importantes y que nos ayudan a elegir siempre el mejor camino. Representan nuestra esencia, nos definen como personas, nos hacen únicos e irrepetibles. Nos ayudan a tomar decisiones y guían nuestras relaciones. Nos ayudan a determinar las prioridades en nuestra vida, tanto profesional como personal. Cuando actuamos según nuestros valores tenemos el coraje necesario para completar cualquier objetivo o meta que nos tracemos, porque la  motivación para llevar a cabo cualquier tarea o actividad solo surge en nosotros si no está en conflicto con nuestros valores. Los valores nos permiten vivir la vida con sentido para completar nuestro propósito. Conocerlos puede ayudarte también a vencer la apatía, aumentar la autoestima o ser menos conformista.
Quiere decir esto que para lograr tener la vida que queremos y merecemos, es importante tener identificados nuestros valores, cuáles consideramos importantes, cuáles deseamos mantener y cuáles han dejado de sernos útiles y requieren una revisión de nuestra parte.
Así que te invito a que reflexiones acerca de tus valores actuales, que te hagas consciente de ellos. Algunos valores pueden ser: amor, justicia, responsabilidad, aventura, fama, familia, éxito, innovación, lealtad, disciplina, etc. (En mi libro Sanar es una Elección podrás encontrar una lista más amplia y varios ejercicios que te ayudarán sobre este tema, Pág 138). Una vez que los tengas identificados, hazte preguntas poderosas como por ejemplo: ¿Estos valores se reflejan en mi vida actual, en mi trabajo, en mi familia y en mis relaciones? ¿De qué manera se reflejan? ¿Me hace feliz cómo vivo a diario mis valores? ¿Las metas u objetivos que tengo en la vida, están alineados con mi escala de valores?
Es importante también no confundir valores con necesidades. Un valor es una cualidad que nos sirve siempre de guía para orientar nuestra vida. Mientras que una necesidad es algo que nos resulta imprescindible para sentirnos felices.
Vivir según nuestros valores a veces puede no ser tarea fácil, puede requerir en ocasiones que tengamos que tomar decisiones dolorosas para mantenernos firmes y fieles a ellos. Pero a la larga hallaremos mayor satisfacción siendo honestos con nosotros mismos, que evadiendo el dolor. Ten presente también que en ocasiones debemos aprender a ser flexibles en nuestra escala de valores con la finalidad de lograr una convivencia armoniosa con nuestro entorno. No permitas que tu ego se disfrace de valor y te convierta en una persona intransigente o poco tolerante.

Si logras sincronizar todos los aspectos de tu vida con tus valores, entonces la disfrutarás más, te parecerá más justa y estarás dispuesto a compartir con todos tu felicidad, logrando que tu mundo sea mejor. ¡Suerte en el camino hacia el descubrimiento de tus valores!

16 de noviembre de 2013

¿SABÍAS QUE UN BUEN DESAYUNO PUEDE AYUDARTE A ENFRENTAR MEJOR TU DEPRESIÓN?

Sea continental, americano o uno de esos típicos de cada uno de nuestros países, el desayuno es parte importante de nuestra vida. Es el combustible que llena el tanque que nos mantendrá alertas durante el día. Como no hay verdad más cierta que la contenida en el viejo refrán popular de que “somos lo que comemos”, nuestra primera comida del día será la clave para determinar cómo responderemos ante lo que nos traiga la jornada.
 
Investigaciones han demostrado que una nutrición deficiente puede ocasionar trastornos en el estado de ánimo de las personas, pudiendo desencadenar una depresión o haciendo que el organismo sea resistente a los tratamientos habituales para tratar la enfermedad. También se da el caso de pacientes que sufren una recaída, aun cuando ya se daban por recuperados de su depresión, debido a sus hábitos de alimentación.
 
Nuestro cerebro es un laboratorio químico perfecto, donde constantemente se están produciendo una cantidad de sustancias, llamadas neurotransmisores, necesarias para el correcto funcionamiento de todo nuestro cuerpo. Estas sustancias se producen mediante la transformación en nuestro organismo de los alimentos que ingerimos. Por lo tanto, si el cerebro no está recibiendo los nutrientes adecuados: aminoácidos, vitaminas y minerales, no podrá trabajar correctamente.
Así que una buena forma y quizás la más sencilla de todas para comenzar a cuidar nuestra salud en general, es cuidando lo que comemos. Cuando se trata de prevenir e incluso de curar una enfermedad, una dieta balanceada puede hacer la diferencia. Esta debe estar conformada por alimentos buenos, vitaminas, minerales y otros nutrientes naturales, que nos hagan menos vulnerables a los trastornos del estado de ánimo.
Por otro lado, el cerebro humano consume más energía que cualquier otro órgano de nuestro cuerpo. Utiliza 20% del total de oxígeno que entra en el organismo, por lo tanto no puede funcionar sin él.  El oxígeno es necesario para crear glucosa, la principal fuente de energía para el cerebro y esta también proviene de los alimentos que ingerimos.
¿Vas viendo entonces cuán importante es cuidar lo que comemos?
Adicionalmente en nuestro cuerpo todo está perfectamente sincronizado, todo respeta un orden, es a esto a lo que solemos llamar “reloj biológico”, el cual se ajusta a través de dos estímulos: la luz y la comida. Al amanecer, la luz activa determinadas funciones de nuestro reloj biológico para despertar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro apetito. Por eso es tan importante comenzar el día con un buen desayuno que aporte aproximadamente un 20-25% de las necesidades energéticas diarias y con un balance adecuado entre los diferentes grupos de alimentos.
¿Qué alimentos debe contener un desayuno ideal?
Lácteos, si eres alérgico o tienes una dieta libre de lácteos,  puedes consumir productos a base de soya o almendras.  Una alternativa ideal es el yogur por ser rico en calcio y proteínas. Además puede servir como sustituto de la leche para aquellas personas que tienen problemas para digerir la lactosa, ya que en el proceso de elaboración del yogur esta desaparece casi por completo.
Huevos, están llenos de vitamina B12 y son una gran fuente de proteínas y vitamina D. Este alimento también tiene un alto contenido de ácidos grasos esenciales. La yema de huevo, aunque muy alta en colesterol, es también alta en colina, precursor de la acetilcolina,  por lo tanto ayudar a mejorar la memoria.
Avena, contiene beta-glucano, un tipo de fibra que ayuda a reducir el colesterol si se consume a diario. La avena además es rica en ácidos grasos omega-3, ácido fólico y potasio.
Plátano, cambur o banana, es una fuente rica en aminoácidos esenciales, especialmente triptófano y vitaminas del grupo B, importantísimas para el buen desempeño de nuestro sistema nervioso.
Frutos secos y semillas, como nueces, avellanas, almendras, semillas de calabaza, semillas de girasol, semillas de lino o linaza. Todas ellas poseen un alto contenido de omega-3 y omega-6, así como vitamina E y vitamina B6. La mayoría contiene también tiamina y magnesio, nutrientes indispensables para el cerebro.
Frutillas, frambuesas y arándanos, ricas en antioxidantes, por lo tanto resultan excelentes para estimular el cerebro. Estas frutas además son ricas en vitamina C, ácido fólico y fibra, y pueden servir de acompañamiento perfecto para nuestros cereales o yogures
Té,  se trata de una buena alternativa al café y es una poderosa fuente de antioxidantes. El té está lleno de flavonoides, denominados catequinas, especialmente el té verde. Las catequinas son excelentes para mantener nuestra mente ágil y fresca. No solo contribuyen a mantener el cerebro funcionando perfectamente, sino que también permiten que se relaje y así nos ayudan a lidiar con la fatiga mental.
…y recuerda ¡SANAR ES UNA ELECCIÓN! tú tienes el poder.
Esta información y más sobre como nuestros hábitos alimenticios pueden ayudarnos a superar la depresión, la encontrarás en mi obra.

9 de noviembre de 2013

LA SALUD ES UNA ELECCIÓN

Si eres una de las millones de personas que en el mundo padecen o han padecido de depresión o alguien cercano a ti ha pasado por ella, entenderás cuando te digo que la depresión puede ser como estar al borde de un abismo. Pero estar al borde del abismo no es razón para que caigas en él. Extraigo un párrafo de mi libro Sanar es una Elección para ilustrar esta idea y mostrarte  que es posible salir de allí:

Imagina que estás al borde de un precipicio y que miras hacia abajo, el temor a lo desconocido y el vértigo invaden tu estómago. Sientes escalofríos por todo tu cuerpo, tus manos sudan copiosamente, es como si el abismo te empujase hacia él. Ahora imagina que, sin dar un solo paso, solamente girando sobre ti mismo, logras colocarte de espalda al precipicio, ¿qué ves? Ya no hay riesgo, el peligro se fue y tus temores con él, sientes como el sol te da en la cara, respiras profundo, sientes la brisa del lugar, el olor de la naturaleza, ¡y lo único que hiciste fue girar tu cuerpo! Si ahora das un paso hacia adelante, te estarás alejando del abismo y por supuesto de la oscuridad que te mantenía atrapado. Lo mismo ocurre con la depresión, si reflexionas sobre qué elementos fueron necesarios para salir de la situación que te acabo de describir, te darás cuenta de que principalmente fueron dos: ¡Decisión y acción!
Cuando estamos deprimidos, buscamos desesperadamente una tabla de salvación, y muchas veces creemos que la única solución está en los fármacos y/o drogas antidepresivas. Pero te tengo una  noticia, los medicamentos ayudan, pero no sanan. No importa cuántos médicos visites, ni cuántas pastillas tomes, si tu sanación no empieza con un proceso de transformación de adentro hacia afuera, si no haces la tarea para sanar, nunca verás un cambio definitivo y perdurable en el tiempo. Podrás tener atisbos de felicidad, pero serán de muy corta duración hasta que decidas traer a la luz tu sombra y enfrentar tus miedos de manera amorosa y compasiva contigo mismo.

No hay cura sin transformación, es lo que llamo en mi libro transmutar la depresión. Porque lo que se enferma es el alma y no el cuerpo. Este solo nos muestra los síntomas para que emprendamos una acción. Así que de nada sirve callar el mal-estar o el dolor con los medicamentos, si no atendemos el grito desesperado a través del cual se está manifestando nuestra alma, invitándonos a que tomemos consciencia, a que dejemos de escuchar solo la voz de nuestro ego y nos hagamos responsables de nuestra condición en el momento presente, en el aquí y el ahora,  permitiendo que la transformación se dé. Sin buscar culpables en el pasado, ni esperar por una solución mágica en el futuro. La magia existe, pero solo si somos cocreadores de ella junto con el universo.
Hacerte responsable implica enriquecer tu vida con nuevos hábitos y deshacerte de aquellos que ya no te resultan útiles. Es elegir conductas nuevas en lugar de apegarte a las conductas viejas, que la mayoría de las veces aunque sea de forma inconsciente, sabemos que ya no funcionan, pero nos mantenemos anclados a ellas porque nos hacen sentir seguros. Es elegir vivir la vida tal como se presenta, con todos los retos y el compromiso que tal elección puede implicar.

Está en tus manos convertirte en el artífice de tu sanación. Es hora de que dejes de ser una víctima de las circunstancias. Aunque decidas buscar ayuda externa, será tu actitud ante la vida y la forma cómo decidas asumir tu condición de salud, lo que te permitirá de una buena vez y para siempre devolverle el sentido a tu vida.
¡Vamos! tú puedes dejar atrás ese sufrimiento, recuperar la ilusión por vivir. Solo tienes que elegir hacerlo para que empieces a ver el cambio manifestándose en tu vida. ¡Date el permiso de ser feliz!