¿Alguna vez te ha pasado que a pesar de que sabes que
debes hacer algo que traerá un beneficio a tu vida, sientes que tu mente e
inclusive hasta tu cuerpo, se resiste a ejecutarlo?
¿Te has sentido culpable por no tener la motivación o
la voluntad suficiente para emprender una actividad o para seguirla, aun cuando
la has planeado, analizado e incluso te sientes comprometido con ella?
¿Sientes que tu vida ha perdido todo sentido y razón
de ser? ¿Te sientes deprimido (a)?
Si
te identificas con alguno de estos planteamientos, quizás necesitas revisar si
tu vida está alineada con tus valores; o yendo más allá, probablemente no te
has hecho consciente de cuáles son los tuyos. En algunos casos, nuestra depresión
o apatía hacia la vida puede ser el resultado de no estar viviendo conforme a
nuestros valores.
¿Pero qué son los valores? Son aquellas cualidades o características que
consideramos importantes y que nos ayudan a elegir siempre el mejor camino. Representan
nuestra esencia, nos definen como personas, nos hacen únicos e irrepetibles.
Nos ayudan a tomar decisiones y guían nuestras relaciones. Nos ayudan a
determinar las prioridades en nuestra vida, tanto profesional como personal.
Cuando actuamos según nuestros valores tenemos el coraje necesario para
completar cualquier objetivo o meta que nos tracemos, porque la motivación
para llevar a cabo cualquier tarea o actividad solo surge en nosotros si no está
en conflicto con nuestros valores. Los valores nos permiten vivir la vida con sentido para completar
nuestro propósito. Conocerlos puede ayudarte también a vencer la apatía,
aumentar la autoestima o ser menos conformista.
Quiere decir esto que para lograr tener la vida que
queremos y merecemos, es importante tener identificados nuestros valores,
cuáles consideramos importantes, cuáles deseamos mantener y cuáles han dejado
de sernos útiles y requieren una revisión de nuestra parte.
Así que te invito a que reflexiones acerca de tus
valores actuales, que te hagas consciente de ellos. Algunos valores pueden ser:
amor, justicia, responsabilidad, aventura, fama, familia, éxito, innovación,
lealtad, disciplina, etc. (En mi libro Sanar es una Elección podrás
encontrar una lista más amplia y varios ejercicios que te ayudarán sobre este
tema, Pág 138). Una vez que los tengas identificados, hazte preguntas poderosas
como por ejemplo: ¿Estos valores se
reflejan en mi vida actual, en mi trabajo, en mi familia y en mis relaciones?
¿De qué manera se reflejan? ¿Me hace feliz cómo vivo a diario mis valores? ¿Las
metas u objetivos que tengo en la vida, están alineados con mi escala de
valores?
Es importante también no confundir valores con
necesidades. Un valor es una cualidad que nos sirve siempre de guía para
orientar nuestra vida. Mientras que una necesidad es algo que nos resulta
imprescindible para sentirnos felices.
Vivir según nuestros valores a veces puede no ser tarea
fácil, puede requerir en ocasiones que tengamos que tomar decisiones dolorosas
para mantenernos firmes y fieles a ellos. Pero a la larga hallaremos mayor
satisfacción siendo honestos con nosotros mismos, que evadiendo el dolor. Ten
presente también que en ocasiones debemos aprender a ser flexibles en nuestra
escala de valores con la finalidad de lograr una convivencia armoniosa con
nuestro entorno. No permitas que tu ego se disfrace de valor y te convierta en
una persona intransigente o poco tolerante.
Si logras sincronizar todos los aspectos de tu vida
con tus valores, entonces la disfrutarás más, te parecerá más justa y estarás
dispuesto a compartir con todos tu felicidad, logrando que tu mundo sea mejor.
¡Suerte en el camino hacia el descubrimiento de tus valores!